El 1ro de marzo, el Presidente Javier Milei inauguró las sesiones ordinarias de la Asamblea Legislativa de 2024 con un discurso de poco más de una hora de duración. Repasemos.
Ese mismo día viernes, se cumplían 82 días exactos de la asunción del nuevo Presidente de la Nación y el Primer Mandatario se encargó de acentuar, con certeza, el momento económico crítico que atraviesa el país producto de la herencia de gestiones anteriores varias, al tiempo que no evitó mencionar el recientemente publicado informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica que describe cómo poco más del 57% de la población se encuentra bajo la denominada “línea de pobreza” y que más de 7 millones de argentinos califican como indigentes.
Por supuesto, pese a haber asumido hace ya casi 3 meses, logrado modificar varias leyes de impacto económico directo por Decreto de Necesidad y Urgencia (e incluso intentado modificar aún más –pero truncado por el Congreso- con la Ley Ómnibus), devaluado el tipo de cambio oficial un 119%, autorizado suba de tarifas de transportes, energía y otros servicios básicos, recortado gastos públicos varios, fomentado el congelamiento de salarios y confirmado verbalmente que “la recesión es un mal temporal pero necesario para el crecimiento futuro”… también dejó en claro que la suba desde el 44% de pobreza hasta el 57% en 3 meses, “nada tiene que ver con su gobierno”.
TÓPICOS A DESTACAR
15% de déficit fiscal consolidado
El Presidente mencionó que su gestión recibió, en términos porcentuales del PBI, 5% de déficit fiscal correspondiente al Tesoro Nacional (las cuentas del Estado, es decir, las Finanzas Públicas) más un cuantioso 10% extra de “déficit cuasi-fiscal” generado por el Banco Central. Pero, ¿Qué es un déficit cuasi-fiscal? Sencillo, como cualquier banco, el Central tiene una hoja de balance, es decir, tiene Activos (entradas de dinero) y Pasivos (salidas de dinero). Si los Pasivos son significativamente mayores a los Activos -y esto se sostiene en el tiempo-, significa que, en algún momento, el Central verá comprometida su solvencia, pues recuerde que los títulos de deuda que emite, algún día deberán ser repagados (capital más intereses).
¿Recuerda las famosas LELIQS creadas en el gobierno de Mauricio Macri? Muy bien, antes de la asunción de Milei, en boca de todos estaba el “peligro inminente de la bomba de LELIQS”. ¿Qué significaba esta expresión? Sencillo: la bola de nieve de deuda interna funcionaba bien mientras el Banco Central seguía pagando a los bancos comerciales una jugosa tasa en pesos que los compense por un contexto inflacionario galopante. Pero el peligro real residía en la posibilidad de que los bancos decidan no renovar dichas LELIQS (no hacer roll over de la deuda) y exijan sus pesos de vuelta. Si esos pesos mañatados por el Central volvían a la calle (más intereses), la hiperinflación tocaba la puerta de la casa del país campeón del mundo.
Pero… hecha la ley, hecha la trampa, ¿Verdad? Al nuevo gobierno se le ocurrió una idea genial, o como la llaman sus férreos seguidores en la red “X”: “Una obra maestra de la ingeniería financiera”.
Y la verdad que es cierto, porque, literalmente, la palabra LELIQ desapareció de los diarios y de las bocas de los economistas como por arte de magia libertaria. ¿Cómo se desactivó la bomba? Aunque no lo crea, es también sencillo: el Central indicó a los bancos que no renovaría la oferta de LELIQS, sino que ofrecería sólo un activo de deuda de corto plazo: los PASES bancarios (o REPOs, por sus siglas en inglés). ¿Y ahora esto qué es? Otra deuda, pero de más corto plazo, en general de un día (tasa overnight) o poco más. En resumen, un préstamo de cortísimo plazo con bonos de garantía.
Es decir, el Estado cambió las LELIQS, por PASES. Una deuda, por otra. Touché!
Si el lector quiere verificar esto por sí mismo, puede tomar el balance del Banco Central de principios de diciembre 2023, compararlo con el de fines de febrero, y verá que el monto del Pasivo es prácticamente el mismo, claro, ahora donde decía “Letras de Liquidez” –LELIQS- dice “PASES” .
En conclusión, la honestidad intelectual es importante: o el déficit cuasi-fiscal no es parte del déficit consolidado, o, si lo es, cambiar de instrumento de deuda, no es la solución al problema.
Precios de la energía y transporte reprimidos
El Presidente indicó en su discurso que tanto los precios de la energía como los del transporte “estaban reprimidos hasta 5 veces su valor real”, es decir, que valían 1/5 de lo que deberían.
Es indudable que, en Argentina, y con un contexto de precios relativos que hace más de una década es un escándalo –nadie sabe cuánto deberían valer las cosas y mucho menos en comparación con otras-, tanto la energía como el transporte lucían baratos en relación a otros bienes y servicios de la economía. Por un lado, esto se debía a que gran parte del valor final del bien o servicio lo pagaba el Estado en forma de subsidio, y que, además, el mismo Estado osaba de imponer, o al menos presionar, con la colocación de un techo en los precios finales y hasta incluso el congelamiento de los mismos.
En este sentido, permitir una suba de las tarifas tiene lógica económica, pues, si la economía es inflacionaria, dichas tarifas no pueden estar congeladas o subir a ritmos irrisoriamente menores que el conjunto de bienes y servicios. Ahora bien, si la economía es inflacionaria, lo es en su conjunto, porque esta es la definición de inflación. Entonces, por un lado, la pregunta es: ¿Tiene sentido que suban los precios del transporte mientras los salarios formales –ni hablar los informales- se arrastran? Y, por otro lado, ¿Cuándo vamos a poner sobre la mesa la discusión de los márgenes de rentabilidad de los monopolios naturales que proveen los servicios básicos y del oligopolio que provee el combustible?
Es decir, se supone que deben subir los precios finales de sus bienes y servicios para que las empresas mejoren su rentabilidad, sigan funcionando, puedan reinvertir, repartir ganancias a sus accionistas, etc., ¿Verdad? Ergo, ¿Presuponemos que estaban perdiendo dinero? Silencio en la sala.
Inflación de 3700% e incluso 7500%
Milei mencionó en su discurso que, haciendo un ejercicio teórico que sólo la genialidad de su equipo puede realizar (porque son los únicos capaces de manejar una función de crecimiento geométrico), la inflación proyectada de las 1ra y 2da semanas de dicimebre daban 3700% y 7500% anualizadas, respectivamente. Claro, si uno toma este dato como dado, que la inflación acumulada desde diciembre de 2023 a febrero 2024 sea “tan sólo del 51,35%”, nos convierte en Disney World, Mickey Mouse incluido en el combo.
La realidad es que el equipo del Presidente realizó un ejercicio matemático proyectando en su función lo sucedido en la gestión de Celestino Rodrigo (episodio conocido como “El Rodrigazo”), y no casualmente tomó semanas donde los precios crecieron significativamente por cuestiones especulativas propias del proceso electoral dado por el Balotaje. Utilizando esos supuestos extremos (e irreales), sí, el número es correcto. Algo así como si yo anualizara mi ingreso tomando como parámetro el último día hábil del sexto mes del año, cuando cobro sueldo más aguinaldo. No muy honesto, intelectualmente hablando.
Salario Real, Productividad Marginal del Trabajo y Acumulación de Capital
En esta parte sí, el Presidente tiró todos los manuales del CBC que no hizo al asador. Dijo que “era obvio” que el salario real resulta de la productividad marginal del trabajo, una conclusión teórica que data del Siglo XIX, pertenece a la escuela económica marginalista y que fue muy útil para formular preceptos lógicos básicos que expliquen ciertas tendencias de la economía en el largo plazo. Y sólo eso. Fueron desarrollos teóricos que actuaron de piedras fundamentales para construcciones posteriores más robustas, modernas y sofisticadas de una ciencia que, a decir verdad, es bastante nueva y tiene aún mucho camino por recorrer, sobre todo a la hora de su aplicación y respecto a su poder de predicción.
Simplifiquemos qué dice la teoría: una empresa va a contratar a un trabajador más de los que ya tiene, siempre y cuando el contratarlo le genere un beneficio mayor al salario que tiene que pagarle.
La realidad indica que ninguna empresa (mucho menos en Argentina, y muchísimo menos en este contexto) calcula la productividad marginal de contratar un asalariado extra (muy probablemente ni siquiera la conoce) para determinar así su salario. Y no es cierto que el precio que toma del mercado es la señal que le indica el precio de esa productividad marginal, porque hay hartas razones extra por las cuales el salario real vale lo que vale en el mercado, entre ellas:
- el nivel de empleo vigente, por ende el ejército de reserva existente –cantidad de desempleados-;
- las leyes laborales vigentes –si existe o no ley de salario mínimo-;
- la libre movilidad internacional de personas y capitales;
- el nivel de inflación vigente y su comparación con el crecimiento de la media salarial;
- la capacidad ociosa a la que trabaja el capital;
- el nivel de calificación de la mano de obra;
- entre muchas otras.
Ahora sí, la segunda afirmación del Presidente fue que, dicha productividad marginal del trabajo, está dada por la acumulación de capital. Es decir, si no se acumula capital (dinero, maquinaria, tecnología, conocimiento), es difícil que el trabajador mejore su productividad. ¡Cuán cierto Presidente! El tema es que fabricando recesión y destruyendo el empleo, la acumulación de capital es una misión pírrica.
Actualización de la fórmula jubilatoria
El Presidente mencionó, correctamente, la insostenibilidad de la fórmula jubilatoria actual. De hecho, no es la primera persona en señalar que, en Argentina, el sistema previsional precisa de más de un trabajador activo para sostener a un pasivo (jubilado o pensionado), algo que, notoriamente, no es ni coherente ni sostenible en el tiempo.
La pregunta es si un cambio de fórmula (algo que ya sucedió reiteradas veces) puede ser la solución que el sistema necesita. En verdad, más allá de la fórmula a utilizar, el problema es que Argentina tiene, primero, un grado de informalidad altísimo, ergo, esos trabajadores no aportan al sistema; segundo, salarios medios subsaharianos, y -por ende- dichos aportes sostienen jubilaciones y pensiones subsaharianas, y; tercero, el Estado carga a las empresas con impuestos excesivos, lo cual (junto con la caída de la demanda agregada, fenómeno propio de un contexto recesivo) desincentiva la contratación formal.
De nuevo, no es extraño no encontrar en el Presidente una idea de política económica real, de fondo, productiva, de mediano y largo plazo. No lo es porque es el mismo Presidente el que en su discurso reivindicó las políticas económicas de Menem y Cavallo en los 90’, vanagloriando un salario real -producto de la convertibilidad- que fue para unos pocos y duró menos de un lustro dado que el sudden stop no perdonó a un país que vivía de flujos externos.
CONCLUSIÓN FINAL
El Presidente Milei destacó que sus reformas económicas van en una buena dirección a base de recortes y “motosierra para la política”. En sus propias palabras: “(…) cortamos con la emisión monetaria que es la única y comprobada causa de la inflación”.
Agregó que su ambicioso programa financiero incluye el saneamiento del Banco Central (y por eso se desplomó el precio del dólar paralelo, desapareció la brecha del dólar de importación corregido con impuesto PAIS respecto al blue y los futuros de dólar se alinearon con las pautas del Central).
Dijo también que la derogación de la Ley de Alquileres hizo bajar los precios de la vivienda “en términos reales”.
Por último, mencionó que los bonos argentinos suben de precio, el riesgo país baja y las acciones argentinas “vuelan por las nubes”.
¿La consecuencia de todas estas políticas? Superávit fiscal y financiero.
Bien… ¿Qué decir? Claramente, existimos algunos que no vemos nada.
Si el BCRA cortó con la emisión monetaria (no lo hizo), y esta es la única causa comprobada de inflación, la acumulada arriba del 50% en menos de 3 meses no se entiende. Y es que claro, tanto una devaluación (fenómeno pass through) como las propias expectativas de los agentes económicos, generan inflación. Por otro lado, el Central está comprando dólares (positivo para ampliar sus arcas diezmadas), pero para comprarlos, inyecta pesos por medio de quien los vende. Por otra parte, ya se explicó por qué cambiar un pasivo por otro, no tiene relación alguna con la expresión “sanear al Central”.
El dólar paralelo no “se desplomó”, como mucho volvió a sus valores previos al Balotaje, y si el paralelo baja es porque hay más agentes vendiendo que comprando. Y si eso sucede, con una tasa real vigente en pesos negativa, no es porque el público cree de nuevo en la moneda local, sino porque los agentes des-ahorran para afrontar la crisis. ¿Ahora los impuestos como el PAIS al dólar de importación “corrigen” la brecha con el paralelo? ¿No eran un robo a mano armada?
¿Qué significa que “en términos reales bajaron los alquileres”? ¿Qué la media de los precios de alquileres creció menos que la inflación? ¿En qué período? ¿En qué zona? La mayoría de los alquileres ya se pactan en dólares.
Durante el período desde que Javier Milei asumió el 11 de diciembre de 2023 hasta al 7 de marzo de 2024, el índice argentino de acciones (Merval), subió un 6% “más allá de la línea de las nubes”.
Algo que sí es cierto, es que la paridad de los bonos, en promedio, subió de 25% a 39%, y que el Riesgo País bajó cerca de 16%.
Por último, es indispensable mencionar que el superávit fiscal y financiero de enero que se muestra con un orgullo inmensurable, no es otra cosa que un truco contable. La estrategia de la dupla Milei-Caputo parece ser el traslado de la deuda del Central al Tesoro, es decir, a las Finanzas Públicas. Y es por esto que los nuevos bonos emitidos por el Tesoro, que se pueden adquirir en pesos, pero son pagaderos en dólares, lo único que hacen es endeudar internamente al Estado consolidado. Patear esa deuda hacia adelante, significa Superávit fiscal hoy para recaudar con el principal objetivo de pagar intereses mañana. Si no lo cree, espere a ver qué porcentaje de los presupuestos de años venideros se destina a intereses de la deuda. No la vemos.
[1] https://www.bcra.gob.ar/PublicacionesEstadisticas/balances_semanales.asp [consultado el 7/Mar/2024].
[2] Fenómeno que indica que una
economía es muy dependiente del ingreso de capitales especulativos del exterior
y que, de ocurrir un freno abrupto de dicho ingreso, la economía es tendiente a
sufrir fuertes desequilibrios e incluso recesión significativa.
Comentarios
Publicar un comentario