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Imaginacionlandia - Parte I



Incluso cuando Euclides inmortalizaba los 5 postulados geométricos más elementales, allá por el Siglo III antes de la Era Común, los matemáticos de entonces (y todos los subsiguientes) no imaginaron que el Siglo XIX llegaría para debatir su 5to postulado, dando lugar a la geometría no euclidiana (por ejemplo, la esférica o la hiperbólica). Es cierto, no toda la base lógica de Euclides cayó, pero sí se desafiaron algunas de sus premisas, dando lugar a nuevos descubrimientos de lo que hasta entonces se sabía por conocido. 
   ¿Quién podría haber imaginado que, 2 siglos después, una ruptura de paradigma tal se daría, nada más y nada menos, que en Argentina? Con una Copa del Mundo en la mano y una daga filosa en la otra, apuñalando sin descanso las verdades del pasado. 

    Muchas palabras. La parte I de este artículo es sobre inflación en Argentina, o mejor dicho, de cómo logramos que 2 + 2 no resulte 4 (no te enojes Euclides, quizá tus axiomas no eran tan incontestables como vos creías, nada más). Paso a paso, pero lo más brevemente posible (casi como en un reel de TikTok), vamos a intentar explicar cómo hizo Argentina para bajar la inflación sin dejar de emitir dinero. En la parte II (no sea ansioso, próxima entrega) hablaremos de pobres, y de cómo hizo el país para reducir el nivel de pobreza sin que aumente el ingreso nacional. ¿Esférico? ¿Hiperbólico? Tranquilo Euclides, dale paso a la imaginación y leé que este show es gratis (para los muertos). 


“Mamá, te lo tengo que decir: me enamoré de una economista” [Hecha la economía…]


Un buen colega llamado Irving Fisher le puso álgebra a lo que algunos de sus antecesores (Bodín y Locke, pero podríamos sintetizarlo en “los mercantilistas”) ya habían deducido bastante antes: si emitís más moneda de la que se demanda para transacciones en un periodo dado, te vas a encontrar con un desequilibrio. Básicamente, como el dinero es un representante de otros bienes y servicios reales que circulan en una economía, si la cantidad de estos últimos se mantiene constante (o peor, decrece), pero vos seguís emitiendo más y más dinero, éste pierde valor en relación a esos mismos bienes y servicios. ¿Bastante intuitivo, no? 
    Vamos de nuevo. Si, arbitrariamente, digo que 1 bicicleta representa el valor de 1 vaca hoy (1 bici = 1 vaca), al tener 2 bicicletas mañana, pero seguir con solo 1 vaca, esta última ahora representa el doble de valor medido en bicicletas (1 vaca = 2 bicis), ¿no?  Bueno, como en el ejemplo las bicicletas hacen las veces de dinero, sí, es cierto, al menos para mi amigo Irving y para los amigos de él, los de la Teoría Cuantitativa del Dinero. 
    Fisher postuló una ecuación sencilla, pero poderosa (el que odie la matemática no sea malo en saltearse esta explicación, o sea, sé que se la va a saltear). Nuestro amigo pensó lo siguiente: el Estado es quien, en las economías modernas emite el dinero, entonces decide cuánta cantidad hay circulando en la economía (para los tecnicosos, como también influye fuertemente sobre el multiplicador de creación secundaria de dinero, el postulado es bastante válido). Muy bien, entonces a esa cantidad de dinero u oferta monetaria le llamó M (de Money, -un distinto-). 
    Luego dijo: si en la economía todo el tiempo se realizan transacciones entre los agentes, entonces el dinero circula. Si circula, tiene una velocidad. Salvo que haya cambios significativos en las preferencias de los agentes o en la macroeconomía en general, no veo por qué no podría suponer que, en el corto/mediano plazo, esa velocidad de circulación es constante (y, en líneas generales, no es un supuesto descabellado). A la velocidad de circulación del dinero, le llamó V (de Velocity, -los genios solamente-).
    Acá llegó a la primera conclusión (o al lado izquierdo de la ecuación): la cantidad de dinero que existe (un stock) multiplicada su velocidad de circulación, es el dinero disponible para ser gastado. 
Pero la historia no terminó ahí. Irving entendía a la perfección que el dinero es un mero representante de los bienes y servicios reales de la economía, entonces tenía que haber otro lado del espejo. Este conjunto de bienes y servicios tenían un precio dado en las calles, y como las mercancías pueden agruparse, ¿por qué no pensar que la producción, en total, es una gran canasta consolidada? Muy bien, entonces puede expresarse como un solo precio, o mejor dicho, un nivel de precios. Al nivel de precios, le llamo P (de Price, -la economía es fácil-). 
    Ahora, solo restaba una variable más: sabemos el nivel de precios, pero no cuántos bienes hay. Sencillo, dijo Fisher, la cantidad de transacciones (la contabilización de lo que se compra/vende), es la cantidad producida en la economía. A la cantidad de transacciones, le llamó T (de Transactions, -¿Un café, Lic. en Economía?-). En algunos libros, la T es reemplazada por Y, que representa el ingreso nacional, pero es una redundancia, recuerde que si todo lo que se produce se vende, entonces esto se convierte en el ingreso de aquellos que vendieron (en otras palabras, es lo mismo). 
Señoras, señores, público presente, con ustedes… la ecuación de Fisher:

M*V=P*T


    Ahora sí, que comience la fiesta. ¿Recuerda que el álgebra es ese juego de la secundaria en el que elegimos una letra al azar y la pasamos de un lado a otro sin entender por qué? Fisher sí entendía el porqué, e hizo lo siguiente:

P=(M*V)/T

    ¿Ya se siente un/a matemático/a? Yo también, pero con lo que sigue se recibe de físico cuántico. Imaginemos que la ecuación presentada arriba es una foto, es decir, es la representación de un momento del tiempo (reemplazando las letras por los numeritos que correspondan a ese momento particular). Y ahora, dejamos rodar la película, imaginemos, un año, hasta que sacamos otra foto más nueva. La idea es comparar la foto nueva contra la vieja. 
    ¿Recuerda que Fisher decía que en el corto/mediano plazo V era constante (no es variable, no cambia)? Entonces, si queremos ver solamente aquello que cambió de una foto a otra, V desaparece (su variación, ∆V, es igual a 0%). Observe que curiosa queda la ecuación:

 
∆P=∆M/∆T          [∆ significa variación en el tiempo]

    Ahora, supongamos, por un momento, que en ese año (nuestra película imaginaria), las transacciones ni aumentaron, ni disminuyeron. Es decir, que su variación también es igual a cero (∆T=0%). ¡Ay Dios mío! Otra desaparición ante sus propios ojos:

∆P=∆M

    Y he aquí el corolario, el tan ansiado final, la conclusión del origen de la inflación para los economistas clásicos seguidores de la Teoría Cuantitativa del Dinero: el nivel de precios está determinado por la oferta monetaria (M). Si aumenta la emisión de dinero sin que haya aumentado la producción de bienes y servicios, suben los precios. Si se restringe la cantidad de dinero que circula, los precios, por lo menos, no deberían subir. No sé usted, yo, no tengo duda alguna. 



“Hijo, su amor es un truco, no es real” [… hecha la trampa]


Como ya a esta altura somos todos fervientes cuantitativistas (costó escribirlo), partiremos de esta base. Solo hace falta determinar una sola cosa: ¿cómo sabemos cuánto dinero hay en la economía? Es decir, ¿cómo sabemos el valor de M si es el Estado el que lo emite? ¿No será mi gobierno capaz de ocultarlo, verdad? Jamás. Porque para ello, los economistas -inteligentes nosotros- definimos con precisión lo que se dio a llamar “Agregados Monetarios”. Agregados es sinónimo de sumatoria, de “conjunto de cosas”. Y como la imaginación en economía es infinita, al estar midiendo la variable M, esta se dividió en M0 (Base Monetaria o Dinero de Alta Potencia), M1, M2, M3 & M4. En términos generales, la clasificación es sencilla: M0 es muy liquido (es dinero o se transforma en dinero muy rápidamente); M4 es muy poco líquido (no es tan sencillo que se transforme en dinero, no al menos en el corto plazo). En el medio, la vida. 
    Tecnicosos, tranquilos: M0 es el dinero físico y los depósitos de los bancos en el Banco Central; M1 es M0 + cuentas corrientes; M2 es M1 + instrumentos de ahorro como plazos fijos de bajo monto y corto plazo; en Argentina, la distinción entre M3 & M4 es difusa (el BCRA no contempla M4 y oculta M3), pero es básicamente M2 + otros instrumentos financieros poco líquidos (incluyendo moneda extranjera y activos en dicha denominación). 
    Listo el pollo, basta de teorías, definiciones y palabrerío. ¿Cómo estamos? El Banco Central de la República Argentina comunicó oficialmente su plan de política monetaria desde la asunción del gobierno actual (ver acá y acá). En resumen, declara una política monetaria restrictiva, es decir, que busca desacelerar el ritmo periódico de emisión de dinero (¿se acuerda de los agregados monetarios? No se olvide, vamos a charlar de ellos) e incluso llevarlo a un crecimiento mensual de 0%. ¿Por qué? Usted, que ya es economista y seguidor/a de Irving Fisher, ya conoce la respuesta: porque la oferta monetaria determina el nivel de precios, entonces, si no emitimos más, no hay más inflación. 
    Todo perfecto, ¿y cómo estamos? Si vemos los informes mensuales de política monetaria del Banco Central (puede acceder acá o analizar el resumen de la tabla debajo) verá que, siempre y cuando hablemos de M0 y M1, hay que tatuarse un león ya. Cuando uno empieza a cruzar la frontera más allá de M1, empieza a averiguar precio para la cirugía láser reconstructiva. Y ahí lo que se dice comienza a tomar la forma de lo que se hace. 


    Como puede observarse en la tabla, es cierto que la política monetaria es restrictiva, pero solo en términos de liquidez de corto plazo, cuestión que el gobierno no aclara demasiado (no aclara en absoluto). ¿Qué significa? Es más sencillo de lo que parece: todos aquellos pasivos (deudas) de corto plazo que tenía el Banco Central, incluyendo el propio sobrante de dinero en circulación (que también es un pasivo en el balance del BCRA) se reemplazó (y sigue reemplazándose) por deuda de mediano plazo. ¿O acaso usted había creído que la deuda de LELIQs se había simplemente esfumado como sus sueños de juventud? Sé que no, porque usted es cuantitativista como yo, y sabe que “nada desaparece, todo se transforma” (¡Fah!). 
    Pero la transformación, en este caso, no es tan feliz como la de la oruga en mariposa, sino bastante más preocupante. El gobierno, explícitamente, está absorbiendo los agregados más líquidos con promesas de pago futuras, es decir, con bonos de mediano plazo (¿No me va a decir que se olvidó del BOPREAL y sus amigos los bonos en manos del Central que ahora pasaron al Tesoro, o sea, a las arcas públicas, ergo, son deudas de todos nosotros?). Sé que no lo olvidó. Pero no es solo aquello, sino esto otro: los bonos de mediano plazo que reemplazaron las deuda de corto, fueron emitidos en pesos y… ¿lo dice usted? No sea malo/a, déjeme a mí… [tambores] ¡en dólares! Una moneda que ni emitimos, ni tenemos (las reservas netas son negativas, pero tranquilos que viene el tío de la billetera que mata a los galanes). 
    Un resumen para los/as pibardos/as: las deudas de corto plazo (mayormente en manos del Central), se convirtieron y convierten (crecimiento y dolarización mediante) en deudas de mediano en manos del Tesoro. El M2 y M3 privado sube, y solo hablan de M3 privado, porque, lógicamente, si al M3 le incorporasen los pasivos que ahora están manos del Tesoro (M3 no privado, si existiese eso), la oferta monetaria potencial de mediano plazo te da un número que lo vas a tener que ir a buscar con un cohete de Elon Musk a la luna. 
    Parame la pelota Lionel, que de la mano de los creadores de la pregunta “¿y si sale bien?”, se viene una mejor: ¿y si toda esa deuda es tranquilamente manejable de la mano del superávit fiscal y el aumento de exportaciones netas? Tranquilo Euclides, en esta estoy con vos. El stock de bonos del Tesoro según el informe del gobierno a febrero de 2025 es de 262 billones de pesos (a un tipo de cambio MEP de $1250, porque está expresado todo en dólares) + 172 mil millones de dólares (es cerca del 82% de un PBI de Argentina). No más respuestas señor juez.
    Cerremos respondiendo la pregunta de todos los asados: ¿y vos qué harías además de criticar? Yo… ni idea, pero preguntémosle a Irving dado que nos hicimos buenos amigos. El supuesto inicial era que la oferta monetaria no debería subir cuando no crece la producción (la cantidad de transacciones)… entonces, ¿y si nos concentramos en políticas públicas que aumenten la producción de bienes y servicios reales (T) en una proporción mayor de la que aumenta la oferta monetaria (M)?:

↓P=(¯M*¯V)/(↑T)

    Quizá todo sea un tema de ampliar… la… imaginación.


“El hombre aún es el lobo del hombre
Hoy la inocencia en un suspiro se agotó
A nuestros ojos ya no hay maldad que asombre
Quedamos distraidos por la ciencia del traidor
Es tan simple como querer pensar
Es tan simple…”


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