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África: la profesionalización de la pobreza

 


    África es, sin dudas y macroeconómicamente, la región más pobre del mundo. Tamaña insignia llevan los africanos en sus espaldas. Según estimaciones de organismos globales que analizan índices económicos, el 50% de la población africana vive con menos de un dólar por día, lo que sería equivalente -en conversión a moneda argentina- a vivir con menos de $4.45 pesos diarios. ¿Parece bastante poco, no? No parece, lo es. 

    La infraestructura de África es en general muy precaria comparada con otras regiones del mundo y el continente todavía cuenta con una cantidad de conflictos internos tan importante que no son mayoría los países que cuentan con sistemas democráticos consolidados y eficientes. QCon este dato, se quiere indicae que la tensión hacía adentro de los Estados africanos es una de las variables principales para entender el difícil proceso de crecimiento nacional de cada país, sobre todo en el intento de seguir una política unificada.

   Pero, un fenómeno así tiene que tener una explicación o... ¿acaso son los africanos una especie inferior incapaz de generar prosperidad económica para sacar a más de la mitad de su población de la pobreza? ¿Serán esas sociedades del sudeste del planisferio unas inoperantes que tienen por único destino vivir en la miseria y perecer cada vez más rápido conforme pasen las generaciones? Bueno, aunque el lector se ofenda por las preguntas, le aseguramos que en muchas más mentes de las que cree, subyacen éstas como primeras respuestas tentativas a la pregunta de por qué África no puede salir de su pozo histórico. Son preguntas que surgen de la corriente pesimista, que parece sólo saber mostrar a África como "ese continente de negros pobres, con SIDA y enfermedades a granel". Vamos a contarles algo: eso, no es verdad.

   Apelemos un poco a nuestra aburrida amiga la historia y por medio de un cuento elaborado intentemos comprender la historia de África en grandes líneas y muy brevemente: resulta que en el hemisferio sur-oriental del continente, vivían muchas etnias africanas que formaban imperios que ocupaban distintas partes del territorio continental. Las etnias, son una suerte de agrupaciones similares a lo que hoy conocemos como "naciones", aunque por supuesto sin reconocerse bajo este rótulo. Sucede que eran grupos de personas que compartían costumbres, lenguajes, en ocasiones un espacio físico, descendencias generacionales, etcétera. Al igual que América tenía sus poblaciones aborígenes, en África también había etnias que habitaban y controlaban distintas partes del territorio continental. Con el correr de los siglos, se sucedieron auges y caídas de los distintos imperios africanos -característica propia de la dinámica de la historia y como en cualquier parte del mundo-. Para mala fortuna, parece que a los occidentales mucho no nos interesó saber de la historia de los imperios africanos, por lo cual no tenemos ni demasiados datos ni muy precisos (lo que no quiere decir para nada que no exista una riquísima historia que cuente la formación de dicha región). Nuestros datos se dan lugar, principalmente, a partir de la llegada de los europeos al continente africano. 

    Luego de la revolución industrial y el auge del capitalismo de la mano de la transnacionalización del capital y la búsqueda de mercados (para vender los productos manufacturados y extraer materias primas para producirlos), en Europa existía una importante masa proletaria, es decir, un buen número de obreros (trabajadores en su mayoría precarizados). Los burgueses de la época, que comenzaban a concentrar la mayoría de la riqueza que una vez perteneció a la nobleza, basados en teorías liberales como el Libre Comercio y la División Internacional del Trabajo, fueron en busca de nueva mano de obra a bajo costo para producir, y de nuevos mercados donde colocar las mercancías producidas. Así, introdujeron sus manufacturas en América del Norte (aunque les duró poco la renta), en Asia y en América Latina. Los artesanos de esas regiones no pudieron competir con la moderna maquinaria capitalista y los burgueses se enriquecieron cuantiosa y progresivamente. ¿Les bastó? No. Fueron por materias primas aún más baratas; tan pero tan baratas que no costasen nada. Pero no "nada" como cuando uno dice "no gano nada en mi trabajo", sino cero. ¿Quién podría ser tan ingenuo como para entregarle materias primas a un extranjero a cambio de nada? Nadie, lógicamente. ¿Fueron los africanos ingenuos? No. Sucede que no tenían ni la tecnología ni el armamento con el que contaban los europeos, que con la excusa de "descubrir el mundo desconocido", exploraron tanto pero tanto África que se obsesionaron con llevarse de vuelta algunos recuerdos a Europa. Los recuerdos básicamente constaron en sustraer por más de un siglo y medio todo recurso exportable de África hacía el mundo (¡Incluidos los africanos!). 

    En Europa, al obrero se lo recompensaba con bajos salarios, jornadas laborales extensas y explotación laboral a granel. Con los africanos, fueron un poco más estrictos. ¿Por qué? Bueno, básicamente porque se les instalaron en lo entero del continente, le impusieron gobiernos, colonizaron a la población, sustrajeron todo bien cuanto encontraron, violaron a sus mujeres, vendieron a sus hombres y a sus niños y sojuzgaron cuanta cultura pudieron sojuzgar. 

    |Luego de ésta cálida visita evangelizadora, los europeos se vieron acorralados por la presión internacional a mediados del siglo XX, en suma a las tensiones internas provocadas por los africanos, (los cuales llegaron a su límite de paciencia), y entonces los buenos colonizadores se retiraron del continente, dejando, por supuesto, más opresión que libertad. Pareciese que al fin todo fue mejor para África después de la descolonización... pero no. El legado colonizador no fue para nada esperanzador: fronteras artificiales que creó el colonialismo, odio sembrado entre los mismos africanos y la invención maestra: "la cooperación comercial".



    Como el colonizador, además de opresor, destructor de culturas y captador de renta ajena, es muy inteligente, previsor y sagaz; construyó complejas redes de casi obligada conexión a las que llamó "la fase de la cooperación". Lo primero que hizo el europeo antes de irse fue poner en práctica su tan conocida y cínica política fragmentaria, sembrando el conflicto interno entre distintos sectores nacionales de cada "país". Al retirarse, tomó parte por un sector ya sea comprándolo por medio de dinero o subordinándolo ideológicamente,  o bien proveyéndole armas para que sostengan poderes de facto. Otra herramienta característica de esta política es, "de cuando en cuando", cambiar al sector al cual se apoya, para que el caos interno sea constante y el detentar del poder, tan dinámico que no permita a ningún gobierno de turno emprender un plan de integración nacional o económico-estratégico.

    ¿Por qué todo esto? ¿Por qué los colonizadores sojuzgan tanto a los africanos? ¿Es porque son en su mayoría negros? ¿Es una cuestión de racismo? No, la cuestión es mucho más simple: el colonizador busca que sus ex-colonias sigan siendo no más que una periferia aportadora de materias primas, a la vez que un mercado (aunque no principal y cada vez más lejos de serlo) donde ingresar sus productos manufacturados. ¿Otra vez este diagnóstico clásico? Sólo basta con ver el comercio inter-regional entre Europa y África para ver qué importa/exporta uno y qué el otro.

    Así es como los africanos están bastante acorralados y su capacidad de maniobra es más que reducida. ¿Por qué? Esto sucede porque la mayoría de los países cuentan con altísimos niveles de pobreza originados en la falta de infraestructura productiva frenada por la colonización. A eso, se le suman los conflictos internos producto de las fronteras artificiales que dejó la colonización al retirarse (hoy personas de la misma etnia han quedado encerradas dentro de Estados distintos: ¿Qué identidad nacional pueden construir así?). En adición a este contexto, tanto la histórica geográfica africana (dividida por desiertos infranqueables, repleta de zonas incultivables y testigo de pocos ríos navegables), como el constante y progresivo avance de las enfermedades sobre la población, no dejan de ponerle piedras en el camino hacía el desarrollo.

    Bien, hasta acá parece que los africanos son seres humanos excelsos, eficientes por naturaleza, dignos del desarrollo y destinados al éxito, fin último que ha sido condicionado únicamente por la ruin acción colonizadora europea. Eso, tampoco es cierto. África también es culpable de su pasado, de su presente y responsable de su futuro. Muchos líderes africanos tomaron deuda en los '70 y los '80 y la destinaron al consumo en vez de a la producción y/o inversión. También fueron los mismos africanos que para salir de la crisis de la deuda en los '90 aplicaron de la "A" a la "Z", las directrices neoliberales del Consenso de Washington, privatizando a mansalva lo poco que tenían, sin regular cuenta alguna (ni corriente ni de capitales). África es también responsable de no encontrar la salida a los lazos pseudo-coloniales que la obligan a comerciar lo mismo de siempre con los mismos de siempre. África también es responsable de no encontrar alternativas a su posición tercermundista en el esquema Centro-Periferia. 

    Bien han comenzado -mayormente desde el 2000 en adelante- los africanos, a pensar una integración económica que promueva la democracia primero y el desarrollo después. Más allá de vanagloriar la democracia, es la estabilidad institucional a lo que África debe apuntar. El continente no cuenta con ahorro interno alguno (a excepciones de algunos pocos países como podrían ser Islas Mauricio o Sudáfrica), como para emprender un desarrollo industrial o de infraestructura productiva en general; a partir de aceptar esta condición, no es un pecado pensar que África se abra a la entrada de capital e inversión extranjera directa (con sus respectivos controles y regulaciones por parte de un Estado fuerte para evitar el capital especulativo), para emprender así un proyecto de crecimiento económico en base al ahorro del resto del mundo. No hay deuda que no pueda pagarse con producción y desarrollo. 

    África debe decidir sobre su propio destino, son los africanos quienes deben entender que ciertos males provenientes de la colonización y descolonización son ya irreparables. No hay tiempo para que el continente reconstruya sus fronteras ni para que se le devuelva lo que le fue injustamente sustraído. Pero sí hay tiempo para mirar hacía adelante, para mirar hacía un África unida desde la pan-nación.. No es el modelo de integración europeo el que debe imitar África, sino inventar su propio modelo, conducir sus propios asuntos, en base a su cultura, a sus propias decisiones. Los problemas de África no son tan distantes de los problemas de América Latina; sus soluciones, tampoco. El mundo es dinámico, el tiempo es ahora.

  
Après l'abolition de l'esclavage
Ils ont créé la colonisation
Lorsque l'on a trouvé la solution
Ils ont créé la coopération
Comme on dénonce cette situation
Ils ont créé la mondialisation
Et sans expliquer la mondialisation
C'est Babylone qui nous exploite
 
On en a marre
L'Afrique en a marre marre marre
 

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