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SubdesArgentina - Parte II



    Habíamos dejado en el año 1809 con un Cabildo Abierto que tenía por debate una cuestión central: Proteccionismo vs. Librecambio.

    Para entender el debate, hay que hablar brevemente sobre estos dos conceptos. Los hombres de la caricatura al inicio de este artículo son, de izquierda a derecha, Adam Smith y David Ricardo. Ambos son los pioneros de las teorías económicas del libre comercio, también conocidas como teorías del “Librecambio”. Ricardo es un perfeccionista de la teoría de su antecesor, Smith, el creador de los primeros preceptos propios del auge capitalista: la división del trabajo y "la mano invisible de los mercados".

    ¿Cuáles eran los puntos centrales de estas teorías? Bueno, básicamente instauraban las bases de la división del trabajo hacia dentro de la fábrica para así mejorar la eficiencia y la productividad de los obreros. Claro, estos conceptos fundamentales para la microeconomía se volvieron aplicables a, prácticamente, a todos los mercados, fueron un puntapié inicial más que válido para algo de corte más macro: “La División Internacional del Trabajo", una suerte de estipulación mundial del rol que debía ocupar cada país según sus ventajas comparadas iniciales en la cada vez más integrada economía internacional. Dicha integración, era producto de una progresiva globalización con bases en el capitalismo de mercado y el auge del comercio.

    En síntesis, la División Internacional del Trabajo, basada en las teorías de Adam Smith y David Ricardo, proponía que cada país debía especializarse en la producción de aquellos bienes en los que fuese más eficiente. A su vez, las teorías del comercio de aquél momento lanzaban otros dos postulados fundamentales: la no intervención estatal en la economía y, por ende, la promoción del libre comercio, es decir, la no protección arancelaria para los productos.

    Si bien estos preceptos de la economía clásica rebozaban de sentido para la época, incluían una trampa: en Gran Bretaña (y en menor medida en Francia, España, Portugal y Países Bajos) era el único lugar donde había explotado la Revolución Industrial (producción en serie que reemplazó al trabajo artesanal como principal fuente de oferta productiva), por ende, tanto la no intervención estatal, como el libre comercio, no eran sino la aceptación del rol de Gran Bretaña como "la fábrica del mundo".

    Aquellos países que se introducirían a la División Internacional del Trabajo como aportadores de materias primas, es decir, aquellos en donde no había llegado la revolución industrial (es decir, prácticamente todo el mundo), nunca podrían llegar a tal estadío en el corto o mediano plazo, puesto que el libre comercio llenaría los mercados locales de manufacturas baratas y eficientes provenientes de una particular parte de Europa, terminando así con cualquier sector proto-industrial incipiente en las otras partes del mundo.

    Así, comenzaba lo que más adelante, una teoría de origen latinoamericano y con base en Argentina llamará "el sistema Centro-Periferia".

    Volvamos al Virreinato del Río de La Plata. En aquel debate, por el rincón proteccionista estaban dos comerciantes: Yañiz y Agüero. Por el lado del librecambio, Mariano Moreno, abogado y "proto-economista". Moreno, era un intelectual con todas las letras y tanto las teorías de economistas fisiócratas como Quesnay (de la escuela fisiócrata) o los liberales como Smith, conquistaron su pensar. Moreno creía que, lo mejor para nuestro (en ese entonces futuro país), era el librecambio. Del otro lado, estaban Agüero y Yañiz que, al ser comerciantes de práctica, sabían perfectamente que el ingreso de los productos manufacturados ingleses, acabaría con los procesos de industrias en formación que se estaban forjando en el Virreinato desde el monopolio creado por España.

    El debate se decantó para los morenistas pro-librecambio. Hasta 1835 -con sólo una pequeña interrupción que luego nombraremos-, Las Provincias Unidas del Río de La Plata instauraron el librecambio como política económica oficial.

    Más allá de la cronología historicista, lo importante es saber que, a partir de este debate, en el Virreinato se dará vía libre a dos cuestiones: el ingreso de productos ingleses y europeos varios que acabarán con la proto-industria nacional en formación y la legalización de las ganancias de la oligarquía porteña (recordemos que eran importadores del ahora excontrabando inglés hacía el interior del país -llegaban hasta Salta y a Tucumán, en menor medida-).

    Una verdadera revolución popular en abril de 1811 liderada por Campana y Grigera, intentará derrocar a la Primera Junta que había decepcionado al pueblo aplicando las políticas librecambistas y entregando a Gran Bretaña la libertad económica que se había defendido en las invasiones de 1806 y 1807 a base de luchas cuerpo a cuerpo. El pueblo, enardecido, propone a Saavedra como el gran líder para que tome el cargo de la Junta, pero Saavedra se niega. Tremendo problema éste para el pueblo quien veía en su líder a aquel conductor que no quiso ser. La revolución de los orilleros, finalmente, sólo conseguirá que Campana quede como secretario de la Junta. Campana dictó automáticamente la disolución del librecambio, sin embargo, no pasará mucho tiempo para que sea retirado de su posición a manos de Bernardino Rivadavia, quien propone una Asamblea General (la Asamblea del año XIII), pone preso a Campana y dicta, nuevamente, el librecambio. Hecha la salvación correspondiente a la interrupción histórica de La Revolución de los Orilleros, repetimos, hasta 1835, reinará el librecambio y morirán las proto-industrias nacionales en formación.

    Muchas formas políticas pasaron por el Virreinato, desde Juntas hasta Triunviratos; desde Directorios hasta "un presidente constitucional". Sin embargo, el librecambio será una cuestión inamovible. Para nombrar algunos hechos destacables del período, Rivadavia pidió el primer empréstito Baring Brothers (la banca británica) aceptando condiciones tan deplorables que podemos sintetizarlo en que se pidieron un millón de libras esterlinas, pero sólo llegaron 60.000. Se terminó de pagar dicho préstamo en la primera década del 1900. ¿Cuál había sido la garantía para el empréstito? La Provincia de Buenos Aires. También La Argentina disputó una guerra contra el Imperio luso-brasileño (que luego será sólo brasileño por su independencia mediante) por los territorios de la Banda Oriental del Uruguay; guerra en la que el resultó vencedor por las armas, pero perdió por su diplomacia. Así fue como se declaró la independencia del Uruguay en una guerra que se había ganado, pero de la cual nada se obtuvo. También se creó un Banco Central con capitales ingleses, manejado por ingleses, pero esa, es una historia un poco más larga...


"El hueso quiso ser clavel,

Y otro mediocre quiso ser lo que no es."

Rogelio Santos

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