El déficit argentino sigue en crecimiento debido al aumento sostenido del gasto público, lo que puede sentar las bases para una intervención política futura de corte neoliberal.
Inflación elevada y un déficit fiscal abultado conforman el punto de partida preferido para la intromisión de recetas neoliberales que, históricamente, ha. creído tener la capacidad de palear este tipo de adversidades en todo tiempo y lugar. Y es que estas dos variables han sido, de forma recurrente, el punto débil de los Estados de corte keynesiano, surgidos en el periodo de entreguerras. Justamente, el modelo keynesiano, es el carácter que tomó el gobierno provisorio nacional pasada la crisis de 2001, y que se consolidó y profundizó con la llegada del kirchnerismo.
El Estado intervino fuertemente en la economía con el objetivo de alcanzar niveles cercanos de pleno empleo y así reactivar la economía vía demanda agregada, centrando el núcleo duro de sus políticas en el aumento del consumo. Pero los desequilibrios entre demanda creciente (ya en fase de crecimiento económico a la salida de la crisis) y capacidad productiva acotada, desencadenó un proceso inflacionario que aparenta haber tomado una inercia ya difícil de frenar.
Como la alta inflación se traduce en pérdida del poder adquisitivo del salario y afecta a los sectores trabajadores, el gobierno decidió profundizar aún más sus políticas de gasto público y asistencia social para palear un nivel de desempleo que comienza a subir lentamente y a contrarrestar una caída notoria del consumo. Pero según el mismo INDEC, el déficit fiscal en los primeros cuatro meses que van del 2013 ya alcanza los $8.750 millones de pesos.
Todo indica que en año electoral, el oficialismo, raramente cambiará el rumbo de su política de altos niveles de gasto público, puesto que esta es en gran parte, el sostén del consumo y del crecimiento de la actividad económica de un país que no ha logrado diversificar su matriz productiva/comercial pese al crecimiento sostenido de la última “década ganada”, y sigue dependiendo de los precios internacionales de los commodities para recaudar vía retenciones a la exportación de productos primarios.
Muchos adeptos al kirchnerismo se jactan de pertenecer a una suerte de partido de centro-izquierda, y reniegan de las críticas por parte de la derecha conservadora y las políticas de tinte neoliberal. Sin embargo, si la actitud del oficialismo sigue por el camino actual, acrecentando a pasos agigantados un déficit gemelo –comercial y fiscal--, parece ser el mismo gobierno el que está sembrando las semillas para el retorno neoliberal, con sus famosas políticas ortodoxas de reducción del aparato público, austeridad fiscal, recorte de presupuestos para asistencia social, restricción monetaria, privatizaciones, etc.
Muchas veces es fácil argumentar que “las fuerzas del capital han socavado las bases de un proyecto nacional y popular, desestabilizando los cimientos de un modelo de inclusión social y bienestar público”; pero también hay que reconocer qué se hizo y qué no se hizo para cerrar los caminos al regreso de la ortodoxia, puesto que ningún modelo económico es intrínsecamente eficiente, sino que depende del contexto tiempo-espacial y la forma en que se aplique.
"Y siempre las mismas caras y siempre el mismo dolor
El hombre llora con ganas y solo le grita a Dios
Ojalá se los lleve el viento y no vuelvan más
Ojalá se los lleve el viento y no vuelvan..."
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