El debut del CEDIN en la práctica económica argentina fue algo más que tibio. Por ahora, no existen transacciones registradas, el gobierno ya evalúa motorizar el uso del nuevo instrumento financiero vía mercado secundario.
Empecemos por la pregunta principal: ¿Para qué sirven los CEDIN? Bueno, según el gobierno, es un instrumento financiero que tendrá la capacidad de re-motorizar la industria de la construcción y el mercado inmobiliario, frenados por la restricción de adquisición de divisas. Como el mercado inmobiliario en La Argentina está dolarizada por los procesos inflacionarios propios a la historia económica nacional, el actual freno a la adquisición de divisas por orden gubernamental afecta a este sector en especial.
Pero el fenómeno del CEDIN tiene una lectura adicional que escapa al objetivo oficial que el gobierno tiene para su implementación. Sucede que la presión que ejerce el mercado paralelo de divisas sobre brecha entre el dolar oficial y el blue, es un conflicto que el gobierno ya no puede soportar en año electoral, y en confluencia con la falta de dólares que el Banco Central –descenso de reservas mediante- presenta para el pago de importaciones (fundamentalmente energéticas), el CEDIN pretende ser un instrumento eficaz para quitar la presión del mercado paralelo de divisas a la vez que reactivar el inmobiliario y el sector de la construcción, vía blanqueamiento de moneda extranjera.
Pero repasemos ahora el supuesto funcionamiento del CEDN. Una persona que tiene dólares adquiridos en el mercado ilegal y tiene la intención de adquirir una vivienda o emprender la construcción de un inmueble, puede llevar sus dólares informales al Banco Central y recibirá un certificado por ese depósito denominado, por supuesto, en dólares. Con ese certificado, que representa la cantidad de dólares que depositó, esa persona puede comprar un inmueble (siempre y cuando el vendedor se lo acepte). El que venda la vivienda y reciba el depósito, podrá ir al Banco Central y recibir los dólares en un periodo de liquidación de 48 horas.
Sin dudas, este procedimiento efectivamente tiene grandes posibilidades de cumplir con dos de los objetivos del CEDIN: reducir la presión sobre la brecha entre el dólar paralelo y el oficial, y, reactivar el mercado inmobiliario. Pero no cumple el verdadero objetivo más importante para el gobierno: la consecución de dólares para engrosar las reservas y así poder enfrentar una balanza comercial que, si no fuese por su manipulación artificial vía restricción de importaciones, mostraría un déficit abultada y en crecimiento.
Si una persona deposita los dólares para adquirir el CEDIN, pero al comprar con el CEDIN un inmueble, el comprador vuelve al Banco Central en dos días y retira los dólares, estos pasaron muy poco tiempo en las arcas del Estado. Aquí entra la variable que urge: la especulación por medio del mercado secundario. El gobierno está barajando la posibilidad de que el CEDIN cotice como activo financiero en bolsa o, en su defecto, en el mercado de futuros. Esto tiene sentido pensando en la especulación como la clave para mantener los dólares por más tiempo en el central, puesto que, si el papel adquiere un valor nominal fluctuante en la bolsa de valores o en el mercado de futuros, puede convertirse en un refugio de valor o en un activo atractivo para los especuladores, los cuales mientras se divierten con el CEDIN en la bolsa, dejan los dólares guardados en el Central.
Sin embargo, tanto el precio del dólar paralelo como el caudal de depósitos que efectivamente emanen del blanqueo, serán un condicionamiento continuo del valor nominal de los papeles en el mercado secundario.
"Vos sos el que se escapa de las fauces del león,
Ese que te hace caminar, mirando atrás, bañado en sudor,
Vas buscando la magia y ya corrés contra el reloj,
Ya te persiguen sirena, la fiera va más dura que vos."

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