Que el impacto de la pandemia en la economía mundial fue y sigue siendo profundo no es una noticia de última hora. Que Argentina es uno más de los países afectados por este fenómeno tampoco. Lo que sí es notable, es como nuestro país se destaca por ser de las economías que más ha caído en términos de crecimiento económico a partir de las políticas decretadas desde el inicio de la pandemia, lo que lleva a preguntarnos… que Argentina entre en una de las recesiones más grandes de su historia… ¿Es culpa del Coronavirus?
Déficit Fiscal y Emisión Monetaria
Desde el comienzo de la pandemia, allá por marzo del corriente, se corrobora un rápido crecimiento del déficit fiscal, es decir, de la diferencia entre lo que el Estado recauda y lo que gasta. Mientras que el déficit fiscal primario (no contempla los pagos de intereses de la deuda contraída por el Estado) ronda el 3,3% del PBI hoy y con proyecciones que alcanzan al 8% para todo el año, el déficit fiscal global, que incluye los pagos por intereses de la deuda, se sitúa –según proyecciones- alrededor del 11% del PBI, un valor sólo comparable con mediados de la década del 70’. Record histórico con el agravante de que los recursos tributarios crecen por debajo de la inflación desde abril.

Por supuesto, es interesante preguntarse lo obvio: “Pero… ese déficit, ¿Cómo se cubre?” Muy bien, el Estado lo está cubriendo con emisión monetaria, es decir, imprimiendo billetes sin respaldo. ¿Y qué significa sin respaldo? Significa que cuando el Estado imprime billetes (expande la oferta monetaria), se supone que lo hace porque ha aumentado la demanda de dinero, o sea, que la actividad económica ha crecido por X causa y, al haber más transacciones en la economía, es preciso que más dinero circule en ella. Bueno, ese es el supuesto, pero todo está sucediendo al revés: la actividad económica se desploma y la emisión monetaria se desborda. De hecho, la expansión monetaria para financiar el gasto público primario en los últimos tres meses ha sido tal que un 52% de los gastos del Estado se cubrieron con recursos tributarios y un 48% con asistencia del Banco Central vía emisión. Sí, como leyó, casi la mitad del gasto público se cubrió con impresión de billetes.
Dicho fenómeno da pie a los defensores de la teoría cuantitativa del dinero para afirmar que el exceso de emisión monetaria por encima de su demanda no puede sino decantar en un aumento cuantioso de la inflación, sin embargo, es preciso detallar por medio de qué canal de transmisión esto podría suceder. En el corto plazo, parece que por el lado de la demanda no, puesto que todavía el país se encuentra “en cuarentena” y la actividad económica está peor que estancada. Sin embargo, Argentina se caracteriza por tener una inflación muy ligada al régimen cambiario, es decir, que los precios locales son altamente sensibles al precio del dólar. Cuando pensamos que el Estado está gastando por encima de sus ingresos, tenemos que entender que los billetes que financian dicho gasto tienen destinatarios, sean éstos las personas beneficiarias de transferencias directas, trabajadores del Estado o bien proveedores. Es decir, que existen agentes económicos que están percibiendo estos ingresos y que, de tener una mínima capacidad de ahorro, correrán al dólar como refugio de valor. En primera instancia, utilizarán su plaza de U$D 200 mensuales a precio dólar solidario, y de existir aún más capacidad de ahorro, recurrirán al mercado paralelo.
Consecuencias del desequilibrio cambiario
El aumento de la demanda de dólares en el mercado paralelo generará un alza de la brecha cambiaria, véase la diferencia entre el dólar blue y el dólar oficial. Si esta brecha se ensancha cada vez más, (ya ronda los $30 por dólar) la política cambiaria del gobierno entra en modo “atraso cambiario”, lo cual significa que el mercado está estableciendo un precio de la divisa que no condice con el que establece el Estado. El atraso cambiario no es una cuestión menor, puesto que como cualquier otro bien en la economía, cuando el dólar se vuelve barato en comparación con el resto de los bienes, aumenta su demanda, lo que incrementa aún más su precio y aviva la brecha.
El aumento de la demanda de dólares no sólo contribuiría a drenar cada vez más las famélicas reservas del Banco Central, sino que además obligaría al gobierno a ajustar el tipo de cambio, cuestión que si bien está sucediendo lentamente, se daría cada vez de manera más brusca (recuerde que usted para comprar dólares debe pagar un impuesto del 30%, pero hay importadores que están pagando un precio del dólar alrededor de $70 –sin contar el impuesto- mientras que el mercado dice que el dólar vale $133). Una devaluación abrupta trae consigo un aumento de la inflación debido a que suben los costos de los insumos en dólares, lo cual conlleva a una caída del poder adquisitivo, es decir, del ingreso real, lo que se traduce -naturalmente-, en más pobreza.
Actividad económica, mercado laboral y comparación internacional
Si bien existe un rebote de la actividad económica en mayo y junio respecto a abril, es decir, que la actividad en esos meses ha sido mayor, los niveles continúan por debajo de los propios pre-cuarentena. De hecho, la caída de marzo fue tan profunda que arrastra las proyecciones de la actividad a negativo incluso hasta mediados del año próximo: “El segundo trimestre del 2020, al igual que en la gran mayoría de los países del mundo, quedará en los registros históricos por haber marcado una contracción económica del 16,5% en relación al primer trimestre y del 19,5% en relación a igual período del año pasado. Ambos registros son los de mayor caída en toda la historia argentina.” (INVECQ, 2020)
Tomando a la Ciudad de Buenos Aires como referencia, el desempleo aumentó un 3,8% sólo en los meses desde el inicio de la cuarentena, y la tasa de empleo activo muestra una caída de alrededor del 10%.
Respecto al panorama internacional, y según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la economía mundial podría crecer por debajo de los niveles de la crisis del 2009 a causa de la pandemia. Pero aún los peores pronósticos indican un crecimiento global de alrededor del 1,5%. ¿Cómo está el pronóstico para Argentina? Según la CEPAL, nuestro país sufriría una caída mayor al 10%, es decir, que mientras el mundo -afectado por la pandemia igual o más que La Argentina- crecerá en un tímido 1,5% según las proyecciones, nuestro país tendrá una nueva caída histórica de su economía, lo que lleva a preguntarse lo mismo que al principio de este artículo…. ¿Es el Coronavirus?
"Con la sensación de estar abriendo un paraguas sin tela ante un temporal
(Las cadenas que no se ven son las que aprietan más)
No nos merecemos seguir perdiendo el tiempo."
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